Si el bluff fue exitoso ¿debemos mostrar las cartas? En principio, no parece ético poner en ridículo a otro ni ser presuntuosos exhibiendo nuestra habilidad. Es como decirle “mirá como te robé”, “¿cómo no me pagaste con ese juego?” o algo peor (¡ qué goce, ¿no?!).
Pero, como esta actitud tiene relación directa con la imagen que queremos construir, deben analizarse los pro y las contras.
Matt Lessinger (jugador de poker profesional y columnista para las revistas Card Player Magazine y Online Poker News) recientemente publicó su primer libro de poker The book of bluffs. Allí opina que las razones para mostrarlo son:
1. Logra una suerte de dominio psicológico,
2. Si el rival es de los que entra fácilmente en tilt, puede contribuir
a que caiga
3. Si hay público, otorga una ventaja psicológica sobre los rivales.
Por otra parte:
1. Quien confía en sus capacidades no necesita el reconocimiento de los otros,
2. Implica dar información sin necesidad, y esto no siempre es correcto,
3. Con un bluff queremos echar a los rivales. Mostrarlo limita las posibilidades de reiterarlo, y
4. Provocar rencor en la “víctima”, que lo tome como algo personal, puede inducirlo a atacarnos permanentemente”.
Para evitar estas consecuencias, es habitual mostrar una sola carta. Generalmente, la que podría aparecer como parte de un buen juego, ya sea por cortesía (lo que normalmente va acompañado del comentario “¿ves?, no te estaba robando”), o porque contribuye a formar imagen, pero con información incompleta.
Extracto del libro “Mente, Psicología y Cuerpo” de Jose Litvak de la Colección PensarPoker.