“La pasión es energía. Siente el poder que viene de centrarte en lo que te apasiona” dijo alguna vez Oprah Winfrey, una de las mujeres mas influyentes del Siglo 20. Sin dudas, esa es una de las claves de Damián, además de su conducta, la pasión y responsabilidad con la que se ha tomado este bellísimo deporte.
Los argentinos somos conocidos en el mundo por tres cosas, la carne, los vinos y la pasión que le ponemos a las cosas.
Las WSOP, es un paralelo a lo que para los demás deportes seria el Mundial, donde jugadores de todo el mundo se concentran año a año a medirse con todo tipo de participantes, los aficionados y los profesionales que se preparan para esta cita que se lleva a cabo en Las Vegas, en cada invierno estadounidense, para intentar conseguir alguno de los tantos brazaletes que se ponen en juego.
Por supuesto que el mas importante es el del Evento Principal, algo que realmente parece una hazaña imposible para la mayoría, teniendo en cuenta que de miles, solo uno se lo llevará a casa. Si bien no es el mas caro, sin dudas es el de mayor relevancia.
Repasando un poco, esto fue algo que le fue esquivo a nuestro país, y también a nuestro continente ya que a lo largo de las 51 ediciones de la Serie Mundial, es casi propiedad exclusiva de los jugadores estadounidenses, quienes han logrando 39 triunfos. Otros tantos quedaron para los europeos, y un par para Irán que vivió sus años de gloria entre el ´90 y el´92 donde consiguió dos títulos en tres años.
Joe Hachem para Australia en 2005 y Jonathan Duhamel para Canadá en 2010 completan la grilla. Cabe destacar para no ser injustos, que en 2001, un par de años antes que un tal Chris Moneymaker hiciera explotar el denominado “boom del poker” un ecuatoriano llamado Carlos Mortensen se proclamó campeón mundial de poker, pero jugó bajo bandera española y es considerado ibérico ya que la mayor parte de su vida pasó en ese país.
Tan difícil es arrebatarle el título a los norteamericanos, que en los primeros 19 años de existencia, tanto campeones como subcampeones eran jugadores locales.
Volviendo al eje central de este humilde nota editorial, ¿Qué creen ustedes que llevó al Diego a jugar con Brasil con el tobillo del mismo tamaño que la pelota?, ¿Qué piensan que llevó a Bonavena a “aguantarle” 15 rounds a Muhammad Ali?, vamos a trasladarlo al poker, ¿Qué piensan ustedes que llevó a Fabián Ortiz en el 2009 a ganar el primer título del LAPT con tan solo un par de fichas? la respuesta es simple, el amor propio y sobre todo la pasión que le ponemos, cuando precisamente, amamos lo que hacemos.
Esa misma pasión es la que llevó a Salas a sobreponerse de lo ocurrido en el 2017, cuando tenia todo para quedarse con el título, y las cartas y la suerte le jugaron una mala pasada que lo dejó sin chances de pelear mano a mano por la gloria absoluta. Porque eso es un dato relevante, y algo que no se puede dejar pasar, en este juego no siempre gana el mejor. Se sobrepuso y en tan solo algo mas de mil días, volvió por su sueño, contra viento y marea, pasando una etapa online, una final internacional en República Checa y un mano a mano espectacular, que incluso lo encontró en un momento con tan solo 10 BB, en Las Vegas. Tantos kilómetros y horas como ganas de ser el mejor.
Para finalizar, ¿Saben por qué es tan importante este triunfo? Por la “onda expansiva” que esto traerá, como cuando Vilas ganó el US Open en el ´77 en donde todos empezamos a jugar al tenis, o cuando Hugo Porta le empató a los All Blacks y todos quisimos saber como era eso de pegarle a una pelota ovalada. Salas con su triunfo colaboró para que muchos se animen a acercarse al poker, y de eso también debería estar orgulloso porque es parte de la misión que el mismo asumió desde su pasión.
Pero además, porque en el, queda resumido todo lo que está bien. Ganó el mejor, algo que ya dijimos no siempre ocurre. Ganó el ejemplo de lucha, responsabilidad, preparación y perseverancia. Ganó la persona, el que todos quieren, porque el es el mismo con todos y siempre tiene un momento para una foto, una charla o lo que sea, sin importar si sabés mucho o poco de poker, o lo mucho o poco que ganaste. Ganó la transparencia, la lucha “blanca” por demostrar que esto es mas que un juego de casino, de cartas, de suerte. Ganó el que todos queríamos que ganara. En síntesis, ganó la pasión.
Sean eternos los laureles, que supimos conseguir…