Un abogado de Chascomús soñaba con ser jugador de poker, pero como era un ganador, no se conformaba con eso sino con ser el mejor de todos, colaborar para que el poker sea declarado como deporte mental, y para eso que mejor que salir campeón del mundo. Sueño casi imposible. Pero allà por el 2021, un tipo lo hizo.
Algo asi, podría empezar la historia que le podríamos contar a nuestro nietos dentro de varios años. Con orgullo, inflando el pecho podríamos decirle que somos de la generación que vio ganar al Diego en México, a Gaudio en Roland Garros, a Manu en los Spurs, a Las Leonas, a la Generación Dorada, a Messi en el Barcelona o a Salas en Las Vegas… Si el poker te apasiona como a nosotros, Damián Salas tranquilamente puede estar en ese selecto grupo de deportistas que una vez te hicieron llorar de alegría, hacerte olvidar aunque sea por un momento los problemas cotidianos, y sentirte orgulloso de ser argentino.
Tus nietos te preguntarán, ¿Es verdad que hubo un jugador de poker que durante años no usaba software de apoyo?, ¿Es verdad que solo cargó crédito una vez y nunca mas lo volvió a hacer?, ¿Es real que fue profesional de mas de una sala de poker?, ¿Es real que era un tipo tan humilde que se sentaba a hablar con todos?, ¿Es verdad que un bad beat lo dejó afuera de una final y se preparó para en tres años tomarse revancha?, ¿Es verdad que fue campeón del mundo?…
Todas esas respuestas dejarán de ser verdad, para pasar a ser junta a otras un mito, una leyenda, porque en eso se convirtió Damián hoy, en una leyenda tras ganar el título, el brazalete y la gloria eterna. Salas acaba de ganar el mote de leyenda, esa que en algún momento crecerá con el paso del tiempo que confundirá realidad con ficción porque asi de grande es lo que logró en el día de hoy.